Confieso que me he enganchado a Sex Education. Al principio tenía mis dudas, pensaba que sería la típica serie americana de adolescentes, pero no, es británica y trata sobre la sexualidad y las relaciones adolescentes en un instituto, desde el punto de vista de la ficción
Está en la plataforma Netflix y aborda con valentía y brillantez dichas relaciones, sus victorias y fracasos, en un exagerado tono de comedia.
El protagonista es Otis, 16 años, virgen e incapaz de masturbarse, con una madre sexóloga y muy liberal en el ámbito sexual. Su mejor amigo es gay.
La serie toma forma, cuando Otis empieza a dar consejos de sexualidad en el instituto sin él experimentarla.
Durante las dos temporadas se abordan todo tipo de problemas o dudas.
Las agresiones sexuales y sus consecuencias emocionales, la bisexualidad, la asexualidad, el vaginismo, la perimenopausia, masturbación, aborto, las duchas anales o la pastilla del día después.
Sex Education realmente hace honor a su título.
Pero no todo gira alrededor del sexo, también pone el foco en la importancia de la empatía y la comunicación en todas las relaciones afectivas, y se exploran las relaciones de familia, para mostrar cómo diferentes dinámicas pueden afectar el desarrollo emocional de los más jóvenes.
Y ahora me pregunto. ¿En esta nueva era que estamos viviendo de conservadurismo y pin parental, alguna de las TV oficiales sería capaz de ofrecerla en abierto?
Permitan que lo dude, imagino a toda la caterva de la derecha y tertulias mañaneras, diciendo que estamos adoctrinado a los niños en el libertinaje; saldría a relucir la mojigatería y el «¿es que nadie va a pensar en nuestros niños?». Apropiándose del relato y haciendo ver sus valores como los verdaderos.
Con una mejor educación, basada en el respeto a todas sin importar sexo, identidad de género, orientación sexual, raza o religión, quizás se podrían evitar casos como el de Alan, la manada o los críos de L’Hospitalet que mataron a su bebe.
Y ahí es donde los padres deberíamos estar a una, sin ningún tipo de veto o Pin Neandertal .
Parece que, en vez de avanzar, queremos retroceder a los años cincuenta.
Si dejamos que la ultraderecha nos marque los tiempos, volveremos a señalar a las madres solteras, «mariquitas» o todo aquel que no se ajuste a su estereotipo.
¡Ojalá hubiese visto Sex Education en mi adolescencia!