Vivimos un momento de la historia sin precedentes. Quien nos iba a decir hace un par de meses que un virus sería el causante de la mayor crisis mundial sanitaria y económica de toda la historia de la humanidad. Después de más de dos meses de confinamiento, hemos visto como parte de la población mundial ha fallecido a causa de este virus, hospitales colapsados, negocios cerrados, autónomos y emprendedores que han visto como su actividad o su proyecto se ha frenado en seco y viendo que las expectativas no son nada buenas.
Todo se ha parado de golpe, es como si alguien hubiera apretado la tecla de pause del mando a distancia que controla al mundo. Ha tocado improvisar sobre la marcha, tomar decisiones muy difíciles que en unos meses veremos si han sido acertadas o no. Hemos tenido que adaptarnos al confinamiento, al distanciamiento social, al teletrabajo, a las video-llamadas, a hacer gimnasia en casa, a que nuestras hijas e hijos hagan clases on-line desde su habitación porque no pueden ir al colegio, a ir a hacer la compra con guantes y mascarilla, a lavarnos las manos cada vez que tocamos algo en la calle, a vivir con miedo y con la incertidumbre de no saber cuando ni como vamos a salir de esto.
El cierre de empresas y negocios ha supuesto que la situación económica mundial sea catastrófica. Vivimos en un mundo donde el capitalismo y la globalización son los grandes dueños de nuestras vidas, donde prima el dinero a la vida humana. Mucho se está hablando de la necesidad de hacer test a la población para poder tener un control más real de la pandemia, saber quien está contagiado, inmunizado con anticuerpos o quien es asintomático… la realidad es que solamente algunas empresas privadas se pueden permitir el lujo de hacer estos test a sus trabajadores, como por ejemplo a los futbolistas que tanto los estamos criticando estos últimos días. ¿Y no será que la culpa es de la sanidad pública que tenemos que no puede o no quiere hacer frente a una inversión para que toda la población pudiera hacerse un test como el que se hace un análisis de sangre o una radiografía?… Si hay test suficientes, previo pago claro de 100 euros por persona, entonces ¿qué pasa… que, si no tienes para pagarlo, no puedes acceder a ellos?… La realidad de muchas personas hoy es muy dramática, autónomos sin ingresos, pero teniendo que pagar igualmente sus impuestos, emprendedores que ven como su sueño se desvanece sin saber si algún día podrán llevarlo a cabo… Préstamos ICOS que nunca llegan. Familias con 0 ingresos, pendientes aún de cobrar la prestación del paro ya sea por un despido o un ERTO…
Estos meses se oye mucho que hay que “reinventarse”, como si fuera la solución a todos nuestros problemas. Esto no trata solo de reinventarse, trata de supervivencia, de aguante, de fortaleza, de solidaridad, de sacar todos los recursos y la creatividad posible para tirar adelante nuestro negocio, a nuestra familia, a nuestro país, al mundo entero que está enfermo y necesita una cura “ya”.
No puedo entender que en una situación tan extrema como esta aún hayan empresas que quieran lucrarse vendiendo mascarillas, guantes, metacrilato o cualquier material necesario para frenar el contagio. Pero la cruda realidad es que aún en una situación extrema hay quien solamente ve negocio, oportunidad de ganar más dinero. No aprendemos, el capitalismo también nos ha infectado a todos y nosotros somos la única cura para curarnos.
Personalmente quiero pensar que cada vez queda menos para salir de esta pesadilla, que un día despertaremos, nos abrazaremos, nos besaremos, abriremos nuestros negocios, volveremos a nuestros puestos de trabajo, sin miedo a la vida, sin miedo al mundo. Quiero pensar que todo esto pasará y que todo volverá a se como antes, pero mejor, valorando las pequeñas cosas a las que antes no dábamos importancia. Para conseguirlo aún nos queda mucho por aprender como sociedad, solo hace falta salir a la calle y observar… nos falta educación, respeto a los demás, al mundo en general, solo tenemos este y lo tenemos que cuidar. Tomémonoslo como un aviso de lo frágil que somos como raza y como sociedad. Espero que cuando todo esto pase hayamos aprendido algo, este mundo es el que dejaremos a nuestros hijos y nuestros nietos cuando nosotros no estemos y ellos se merecen un mundo mejor.