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#SeAcabó

                                                                           

                                                                           #SeAcabó

Se acabó el tiempo del señor pisoteador y bravucón, se acabó el tiempo para agredir impunemente, se acabó el silencio, lo acallaron nuestras voces, la sororidad y la conciencia. Sonó la campana que marcó el final aunque muchos siguen sordos y hacen como si la veda siguiese levantada.

Las calles gritan “se acabó”, se hace sitio en las conciencias y, la consciencia llega porque muchas trabajaron y se dejaron la piel para abrirle las puertas, para levantar los velos y los vetos. Nada ha sido fácil. Se pagan y se pagarán altos precios, pero lo que nunca podrá volver es el silencio y la indiferencia. El feminismo, la mayor palanca de cambio en esta sociedad, no tiene ya freno posible.

No puede ya el cavernícola forzar un beso, hacer del insulto un chiste o de la fuerza un derecho. Los focos le han hecho visible. La demostración personalizada es el miserable Rubiales pero también se hace evidente que para muchos aún sigue siendo “pecata minuta”, para aquellos que niegan la violencia machista en sus discursos. Hace tiempo que decidimos no ser nunca más observadoras incómodas en silencio, ni nosotras, ni nuestras hijas, ni nuestros hijos.

¿Cuántas habrán sufrido a ese jefe, ese profesor o, a ese individuo transeúnte, agresor desde su marichulismo, desde esa supuesta gracia machista que no deja de ser coartada y semilla de la planta venenosa de la violencia definitiva? 

Se acabó ese tiempo de quitar importancia, de tolerar lo intolerable y de ese silencio. Haya o no focos que lo hagan visible, su tiempo se ha agotado y la denuncia está aquí para quedarse.

Nos matan, sí, nos siguen matando la lacra de la violencia machista alentada por aquellos partidos políticos que la niegan eliminando la protección frente a los maltratadores, por eso la lucha sigue siendo imprescindible, no como un acto circunstancial, no como un gesto puntual sino como una transformación revolucionaria de la sociedad, que entra en los rincones de las casas, en las entrañas de la gente y en los cimientos de la sociedad. 

Esta lucha no es de medias tintas, es radical e incómoda. La damos y daremos porque la victoria ya está aquí al saber que la lucha es necesaria.

#SeAcabó.

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